COMISION N° 1. REFORMA DE LA SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL.

Esta información es la parte 6 de 7 de la I Asamblea Anual Ordinaria

Responsable: PERU

Las Organizaciones Representativas de los Médicos Latinoamericanos y del Caribe, reunidos en la Primera Asamblea de la Confederación Médica Latinoamericana.

Recogiendo el legado histórico de los ilustres maestros de la medicina de nuestros paises, quienes expresan nuestro ideal de compromiso con la vida, la libertad y la democracia en nuestro continente;

Afirmando el valor de la persona humana como fin supremo de la sociedad y centro de nuestro accionar médico y ético;

Reafirmándonos en nuestro compromiso de defensa de la salud y de la seguridad social como esenciales derechos humanos; y de promoción de los valores de la democracia que es, fundamentalmente, un instrumento del desarrollo humano, así como práctica cotidiana entre los ciudadanos;

Conscientes de que el crecimiento económico, separado de un contexto humano y cultural es un crecimiento sin ética, por lo que consideramos necesario la promoción del desarrollo humano, entendido como un mejoramiento permanente de la calidad de vida y el incremento del bienestar social, individual y colectivo.

Comprometidos con el ideal integracionista que ha movilizado a las generaciones anteriores y que es un anhelo permanente de nuestros pueblos;

Hemos acordado la siguiente declaración:

I.- LA SITUACION EN EL MUNDO Y EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Vivimos una revolución científica y tecnológica como nunca antes en la historia de la humanidad. La intensidad y velocidad de los cambios culturales y científico – técnicos que se producen en los diversos ámbitos del quehacer humano está adelantando la llegada del nuevo milenio: el futuro se ha hecho presente con el desarrollo de la tecnología de la información y la Biotecnología; la sociedad virtual y la posibilidad de la clonación humana.

El Modelo Neo- Liberal a través de la globalización de la economía, principalmente de la banca,el crédito y el comercio, ha organizado un único mercado mundial en el que circulan libremente los capitales especialmente los especulativos. A los países del tercer mundo se les ha impuesto una política consistente en la apertura de sus fronteras al ingreso indiscriminado de capitales y mercancías provenientes de los países desarrollados, la reducción del tamaño de sus estados por vía de la privatización, la rebaja del costo de su ya barata mano de obra, mediante reformas laborales y de los sistemas de seguridad social. En este contexto los países desarrollados del norte han reforzado su hegemonía y control y la brecha que los separa de los países en desarrollo del sur se ha hecho cada vez más profunda. Sin embargo, apenas transcurridos unos años, estamos viviendo una gran crisis del modelo, que iniciada en Asia, en países que fueron presentados como ejemplo a seguir y que hoy se debaten en intensas crisis económicas y convulsiones sociales, se ha propagado a Japón, Rusia y ahora golpea a nuestros paises.

Con la globalización participamos de los avances mundiales, de sus crisis y de sus beneficios de manera desigual. En nuestros países vivimos tremendos contrastes: una pequeña parte de la sociedad participa de la anticipada llegada del futuro: 10% de la población que dispone de la mayor parte de los ingresos y de los beneficios de la modernidad; mientras que la gran mayoría vive los problemas del atraso: pobreza, desocupación y subempleo, falta de derechos y ciudadanía limitada. Aún en los propios países del norte desarrollado la proporción de sus ciudadanos en situación de pobreza y derechos limitados es creciente. Los pobres de Harlem se parecen en sus carencias a los pobres del sur y 40 millones de norteamericanos han perdido su derecho a la salud.

El modelo neoliberal ha fracasado en su intento de generar crecimiento y desarrollo sostenido y sustentable, en particular ha fracasado ante el desafío de lograr una distribución más justa del ingreso y de la riqueza. Sus políticas de privatización y desregulación laboral han conducido a intensificar los conflictos y tensiones sociales profundizando y extendiendo la pobreza en la mayoría de la población. Sólo una minoritaria parte de la sociedad accede a un trabajo bien remunerado, pues la gran mayoría se mantiene en el desempleo o en el subempleo con niveles de subsistencia que atentan contra la dignidad humana; teniendo como una de sus expresiones más dramáticas el trabajo infantil.

El incremento de la riqueza con ampliación de la brecha entre pobres y ricos ha generado un contexto favorable para la crisis de valores éticos y morales como la solidaridad, equidad y justicia social, los que aparecen disminuidos frente a conceptos , como la competitividad, el lucro y la ganancia. Todo ello ha venido contribuyendo a la exclusión y desintegración social, y al incremento de la violencia y criminalidad, que constituyen en la actualidad graves problemas para la mayoría de países tanto desarrollados como atrasados.

En América Latina, luego de la década pérdida por la recesión, la inflación y el estancamiento económico, que condujo en la mayoría de países a severos procesos de ajuste estructural se ha aplicado la doctrina neoliberal con rasgos y exageraciones ausentes en la versión de los países del norte. Se ha adoptado en muchos casos sus versiones más extremas, restringiendo enormemente el papel de las políticas públicas y de la regulación estatal. Así aunque se reinició un ciclo de crecimiento económico, éste resulta precario e inestable en el tiempo, por su característica excluyente en lo social y el debilitamiento que produce en las estructuras productivas nacionales; en efecto, el modelo impuesto ha deprimido los sectores agropecuario e industrial generando dependencia alimentaria y desindustrialización en nuestros países; los términos de intercambio en el comercio internacional son cada vez más desfavorables, con precios a la baja por nuestras exportaciones, que sumado a la avalancha de importaciones configura enormes déficits en las balanzas comerciales. Todo ello tiene como consecuencia que persistan sin solución los retos históricos: Más de 165 millones, es decir uno de cada tres habitantes se encuentra en situación de pobreza con un ingreso menor a dos dólares diarios y 86 millones han sido conducidos o mantenidos en la extrema pobreza con apenas menos de un dólar diario de subsistencia. La distribución del ingreso se ha hecho más injusta: existe una extrema desigualdad que permite la concentración del ingreso en unos pocos mientras los más pobres se reparten migajas.

Superar esta situación requiere la formulación de un nuevo modelo de desarrollo, que se caracterice no sólo por mantener la estabilidad macroeconómica, indispensable para el crecimiento, sino sobretodo por su capacidad para incorporar a la mayoría en el goce de los beneficios de la modernidad produciendo una equitativa distribución del ingreso. En esta visión la inversión enérgica y prioritaria en capital humano y social, en promoción del empleo, en educación y salud, con un uso racional de los recursos naturales y ambientales resguardando los derechos de las generaciones venideras son decisiones políticas impostergables. Es indispensable en este propósito luchar por la vigencia de la democracia y los derechos humanos en nuestros países, rechazando toda forma de autoritarismo y dictadura.

Este proceso es cada vez más necesario y posible si consideramos que el mito neoliberal que se autopresentó como » doctrina superior» y modelo de vigencia prolongada ha iniciado su retirada. No sólo sus mentores empiezan a revisar sus recetas, sino que y esto resulta especialmente alentador, en muchos países la población ya ha tomado conciencia de lo negativo del enfoque neoliberal y postula nuevas vías y programas alternativos.

II.- LA SALUD Y LA SEGURIDAD SOCIAL, SUS PRINCIPALES PROBLEMAS EN NUESTRA AMÉRICA

Con particularidades asentadas en las características históricas y sociales de nuestros países, América Latina ha experimentado cambios promovidos por el desarrollo económico, la intensa migración a las ciudades, la ampliación de los sistemas de educación y salud. En general en nuestros países se ha producido una transición demográfica y epidemiológica en la que la tasa de fecundidad y la velocidad del crecimiento han disminuido con una tendencia al crecimiento de la población adulta y mayor. En promedio existen mejoras en los indicadores sanitarios pero subsisten las peores condiciones de salud para la numerosa poblacion pobre y marginada. Las brechas epidemiológicas en la población de zonas rurales y peri urbanas se han ampliado y a los tradicionales problemas de salud que perviven en muchos paises como la desnutrición, mortalidad infantil y materna elevadas, se suman los daños generados por los cambios en las condiciones de vida de la mayoría de la población que ha pasado aceleradamente de modos de vida rurales a urbanos y las modificaciones que se han producido en los pérfiles demográficos: enfermedades cardiovasculares, neurológicas crónicas y degenerativas, neoplasias, y accidentes. Y en la presente década hemos asistido a la reaparición y extensión de las denominadas enfermedades emergentes y reemergentes como el cólera, la malaria, el dengue, la TBC y el SIDA.

El ejercicio al derecho a la salud de manera integral por las personas se encuentra limitado. Una proporción importante todavía se encuentra excluida del acceso a los servicios para la atención de sus necesidades de salud y la satisfacción de las personas que acceden a los servicios no está garantizada, por lo que se desarrolla una exigencia creciente de la ciudadanía, cada vez mejor informada y consciente de sus derechos, por una mejora en la calidad de los servicios y las atenciones en salud.

Con la presión desde los organismos financieros internacionales (FMI, BM,BID) y ante la pasividad de los organismos técnicos de salud (OPS, OMS), los modelos de atención de la salud existentes ha sido sometidos a profundos cambios en su financiamiento y en la regulación de los derechos de las personas. No obstante lo señalado complace destacar el notable cambio que en el presente año se ha observado en la OMS, con la nueva gestión que ha reafirmado el compromiso de la OMS, el objetivo de salud para todos.

Los Organismos Internacionales, eludiendo señalar que los principales problemas de la salud son la falta de equidad en el ejercicio del derecho a la salud, los déficits en la calidad de atención y la limitación en los recursos destinados al sector ponen énfasis de manera interesada en la ineficiencia en el uso de los recursos y los sistemas organizativos. Por lo tanto, los cambios en salud y seguridad social que imponen como condicionalidades a nuestros países para la negociación financiera, se orientan a disminuir el financiamiento público, a incrementar el aporte de los asalariados el pago de tarifas a los usuarios, a reducir los beneficios a los procesos de privatización y a restringir las responsabilidades del estado.

La Profesión Médica Latinoamericana que contribuye con su alta calificación profesional y esfuerzo permanente y denodado a la protección integral de la salud de las personas y las colectividades se enfrenta a los viejos y nuevos desafíos en el cumplimiento de su elevada misión social. Somos testigos privilegiados de las angustias y necesidades de salud de los hombres y mujeres jubilados, desocupados, jóvenes sin oportunidades y menores con múltiples carencias. El desarrollo tecnológico y farmacológico intensos sólo beneficia a escasos sectores sociales y no llega a los menos favorecidos. El actual modelo de atención al propiciar la incorporación y uso irracional de tecnología aumenta el costo de la atención de salud de manera exponencial.

Las condiciones del ejercicio profesional se ven crecientemente limitadas por la desvalorización y recorte de los ingresos y remuneraciones, la escasez o falta de recursos terapéuticos adecuados para aliviar a personas y la implantación cada vez más acuciante de procesos eficientistas para la atención que privilegian el cumplimiento de metas cuantitativas dejando de lado a preocupación por la persona y sus problemas. A ella le debemos las mayores consideraciones y le debemos ofrecer atención personalizada y humana. Al no procederse de esta manera por la presión de las metas cuantitativas se vulnera el marco ético que los médicos defendemos con celo.

De otro lado, en muchos de nuestros países se ha producido una explosión y desorden en la formación de los nuevos profesionales médicos a partir de la búsqueda de lucro aprovechando la disposición de la juventud en búsqueda de calificación profesional. Por ello se han multiplicado centros de formación, facultades de medicina que no reunen las condiciones indispensables en planta docente calificada, laboratorios y bibliotecas, así como ambientes propicios para la enseñanza y práctica clínica. Los profesionales que egresan en estas condiciones no ofrecen a la sociedad la garantía de idoneidad y competencia adecuadas para cumplir la responsabilidad de la protección integral de la vida y salud de las personas.

III.- TENDENCIAS DE LA POLITICAS SOCIALES Y REFORMAS EN SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL

Desde la década del 80, las políticas sociales han devenido subordinadas a las reformas de ajuste estructural con modelos económicos orientados al pago de la deuda externa, superávit de caja fiscal, apertura total de los mercados nacionales, facilidades irrestrictas a la inversión extranjera, reducción del Estado a una mínima expresión y disminución de su rol en la sociedad. En la mayoría de los casos, las denominadas políticas sociales no han sido sino, instrumentos del ajuste estructural antes que mecanismos de equidad y justicia social.

Han tenido una orientación de «compensación» a las poblaciones afectadas por los efectos de las medidas de ajuste antes que orientadas a enfrentar los factores sociales contribuyendo a la reducción de la pobreza y a mejorar la distribución del ingreso mediante la inversión en capital humano y social en educación, salud, nutrición y vivienda.

Como complemento de las políticas de ajuste los cambios promovidos en salud y seguridad social se han orientado, inspirados en la receta neoliberal, principalmente a disminuir el gasto público en salud, trasladando su financiamiento a los individuos.

La seguridad social ha constituido el blanco prioritario de los cambios en el sector. Primero se destruyeron los sistemas públicos de pensiones para poner en vigencia sistemas privados como formas de ahorro forzoso para la vejez y como instrumento de la promoción del ahorro interno en nuestros países. La crisis actual está poniendo al descubierto las promesas engañosas que se utilizaron para la incoporación de un número importante de trabajadores a los nuevos sistemas.La rentabilidad de los fondos de pensiones ha sido negativa en el último año y el índice de morosidad con la retención indebida de los aportes de los trabajadores es muy alta. Las pensiones que entregan son tan bajas, que en cerca del 40% de los casos el Estado tiene que subsidiar una pensión mínima.

La seguridad social en salud se ha visto atacada con los cambios en su base principista afectando los sistemas de seguros sociales públicos con sistemas privados alternativos o mixtos, creando organizaciones o entidades prestadoras de salud privadas que intermedian en la prestación de servicios obteniendo ganancias que encarecen la atención y recortan las prestaciones no ofreciendo atención integral y entregando atenciones diferenciadas en función del valor de los aportes, favoreciendo a los sectores de mayores ingresos.

La defensa de este modelo neoliberal para la salud, se asienta en un desprestigio de los sistemas públicos de salud, por un supuesto burocratismo e ineficiencia, como causa de la inequidad e injusticia social. Desconociendo en absoluto la importancia que tuvieron y tienen los sistemas nacionales públicos de salud, en el acceso de grandes capas de la población a los servicios de salud, lo que se ha traducido en la baja sostenida de los indicadores biomédicos, a partir de la década de los sesenta (eje. Cuba, Costa Rica, Chile, etc.).

Este erróneo enfoque pretende reducir las tareas de la transformación sanitaria que nuestros países requieren a una visión de corte economicista que prioriza las políticas y programas costo efectivos, subordinando el enfoque médico sanitario a la acción administrativa. En realidad lo que se busca es racionalizar los escasos recursos, a costa de disminuir los derechos de la población y las remuneraciones del personal profesional y técnico dedicado al cuidado de la salud.

Las graves consecuencias de este enfoque es la permanente presión a los Servicios Públicos, a los que se mantiene con magros presuspuestos para inducirlos al cobro creciente de tarifas a la población que demanda servicios. Este hecho lleva a que sectores de bajos recursos ya no puedan acceder a ellos. Consecuencia inevitable de esta situación es la reducción de las coberturas a escala nacional y concentración de servicios en los grupos poblacionales que tienen capacidad de pago, en quienes se concreta lo principal de la inversión en salud, acrecentando la falta de equidad social.

Por ello, los procesos de reforma neoliberal en salud terminan siendo el escenario donde se produce el juego incontrolado de grupos económicos y empresariales interesados en el lucro y no en el logro de mayor equidad y justicia social.

En conclusión, más de un década de reformas sanitarias y de seguridad social, inspiradas en la visión neoliberal y en la acrítica aplicación de las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial demuestran el fracaso de estas políticas para enfrentar la falta de equidad y la injusticia social que caracterizan el pananorama sanitario latinoamericano. Este fracaso no es sólo sectorial. Los acontecimientos del último año evidencian que forma parte de las las limitaciones estructurales del modelo neoliberal. Esta constatación acrecienta la responsabilidad de la profesión médica latinoamericana y sus organizaciones representativas para persistir en la lucha por soluciones efectivas y al mismo tiempo formular propuestas que ubiquen los programas y políticas sectoriales alternativos en una renovada propuesta de desarrollo para nuestros países.

IV.- PROPUESTAS PARA UNA REFORMA DEMOCRATICA EN SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL CON EQUIDAD Y SOLIDARIDAD

La Primera Asamblea de CONFEMEL acuerda:

  1. Renovar el compromiso de la profesión médica latinoamericana y del Caribe con la formulación y ejecución de una nueva propuesta de desarrollo económico, social y político que tenga como eje el contínuo mejoramiento de la calidad de vida de nuestras poblaciones, y se base en el crecimiento económico sostenido, y orientado a una participación equitativa, solidaria y democrática en la generación y distribución de sus beneficios, atacando la pobreza, generando empleo productivo y superando la desigualdad y la exclusión.
  2. Renovar el compromiso de la profesión médica latinoamericana con políticas y programas destinados al desarrollo de las habilidades y capacidades de las personas, la igualdad de oportunidades y la defensa y el pleno ejercicio de los derechos humanos.
  3. Reafirmar el compromiso con la defensa, el fortalecimiento y perfeccionamiento de la democracia en América Latina y el Caribe, rechazando toda forma de autoritarismo y dictadura.
  4. Proponer en cada país un Acuerdo por la Equidad y Solidaridad en Salud y Seguridad Social, teniendo como objetivo garantizar el acceso universal a estos derechos y exigiendo a los gobiernos el cumplimiento efectivo de este acuerdo en función de la declaración universal de los derechos humanos.
  5. Actuar decididamente por la defensa y desarrollo de los Servicios Públicos de Salud, exigiendo su adecuado financiamiento para posibilitar se haga efectivo en todos los países el principio del derecho a la atención integral, individual y colectiva, sin pago alguno, en el momento que una persona requiera el servicio.
  6. Incremento de la inversión pública en salud no menor al 5% del PBI, con vigilancia de su uso eficiente, eficaz y honesto.
  7. Defender en cada país los niveles de seguridad social alcanzados y formular y desarrollar nuevos planes de extensión que incorporen progresivamente mayores sectores poblacionales con tendencia a su universalización rechazando toda forma de copago.
  8. Promover la participación social y la transferencia de la facultad de toma de decisiones a los niveles regional y local. Promover la participación de la población organizada y de los equipos de salud, en la administración de los servicios de primer nivel y exigiendo se garantice el acceso de los ciudadanos a la información de la situación sanitaria en cada país.
  9. Instar a los gobiernos y autoridades de salud a reconocer y respetar la diversidad de los pueblos índigenas de nuestro continente, su cultura y sus sistemas de medicina
  10. Exigir y trabajar por la reorientación del modelo de atención de la salud, pasando de un modelo curativo a uno que priorice la promoción de la salud y la prevención, reorientando sus programas principales en función de la realidad sanitaria de cada país, de acuerdo a los pérfiles epidemiológicos y biodemográficos. Promover la educación en salud de la población y de la adquisición de hábitos de vida saludable. Exigir se facilite la infraestructura y tecnología apropiadas para la participación de la ciudadanía en el cuidado de la salud.
  11. Promoción y defensa de los Derechos de los pacientes en los servicios de salud.

ACUERDOS

Se aprueba el trabajo de la Comisión N° 1, como documento oficial efectuándose las siguientes indicaciones:

  1. Solicitar entrevista la Directora de OMS, Dra. BROJAN LEBRUMA, a objeto de analizar este informe.
  2. Enviar este trabajo al Presidente de la Asociación Médica Mundial, Dr. Johnson
  3. Incorporar al documento los antecedentes que fuesen necesarios, probatorios de situaciones condicionantes a préstamos, inversiones ni cualquier otro tipo de presión o conveniencia forzada.
  4. Solicitar normas a la Comisión respectiva, sobre el tópico «Multiplicación de Facultades de Medicina no calificadas», y el egreso de dicho Centro de profesionales no idóneos.
  5. Hacer presente que en todo momento, el documento alude a Latinoamérica y el Caribe.

Santiago de Chile, Diciembre 1998

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